jueves, 8 de abril de 2010

Ni leyes, ni justicia

En Portugal, en la aldea medieval de Monsaraz, hay un fresco alegórico de finales del siglo XV que representa al Buen Juez y al Mal Juez, el primero con una expresión grave y digna en el rostro y sosteniendo en la mano la recta vara de la justicia, el segundo con dos caras y la vara de la justicia quebrada. Por no se sabe qué razones, estas pinturas estuvieron escondidas tras un tabique de ladrillos durante siglos y solo en 1958 pudieron ver la luz del día y ser apreciadas por los amantes del arte y de la justicia. De la justicia, digo bien, porque la lección cívica que esas antiguas figuras nos transmiten es clara e ilustrativa. Hay jueces buenos y justos a quienes se agradece que existan, hay otros que, proclamándose a sí mismos justos, de buenos tienen poco, y, finalmente, además de injustos, no son, dicho con otras palabras, a la luz de los más simples criterios éticos, buena gente. Nunca hubo una edad de oro para la justicia.

Hoy, ni oro, ni plata, vivemos en tiempos de plomo. Que lo diga el juez Baltasar Garzón que, víctima del despecho de algunos de sus pares demasiado complacientes con el fascismo que perdura tras el nombre de la Falange Española y de sus acólitos, vive bajo la amenaza de una inhabilitación de entre doce y dieciséis años que liquidaría definitivamente su carrera de magistrado. El mismo Baltasar Garzón que, no siendo deportista de elite, no siendo ciclista ni jugador de fútbol o tenista, hizo universalmente conocido y respetado el nombre de España. El mismo Baltasar Garzón que hizo nacer en la conciencia de los españoles la necesidad de una Ley de la Memoria Histórica y que, a su abrigo, pretendió investigar no sólo los crímenes del franquismo sino los de las otras partes del conflicto. El mismo corajoso y honesto Baltasar Garzón que se atrevió a procesar a Augusto Pinochet, dándole a la justicia de países como Argentina y Chile un ejemplo de dignidad que luego sería continuado. Se invoca en España la Ley de Amnistía para justificar la persecución a Baltasar Garzón, pero, según mi opinión de ciudadano común, la Ley de Amnistía fue una manera hipócrita de intentar pasar página, equiparando a las víctimas con sus verdugos, en nombre de un igualmente hipócrita perdón general. Pero la página, al contrario de lo que piensan los enemigos de Baltasar Garzón, no se dejará pasar. Faltando Baltasar Garzón, suponiendo que se llegue a ese punto, será la conciencia de la parte más sana de la sociedad española la que exigirá la revocación de la Ley de Amnistía y que prosigan las investigaciones que permitirán poner la verdad en el lugar donde estaba faltando. No con leyes que son viciosamente despreciadas y mal interpretadas, no con una justicia que es ofendida todos los días. El destino del juez Baltasar Garzón está en las manos del pueblo español, no de los malos jueces que un anónimo pintor portugués retrató en el siglo XV.

José Saramago
http://cuaderno.josesaramago.org/

[...] La verdad es que visto de esa manera, da miedo, porque si pegas la oreja a los muros de la Asamblea o a los de la Audiencia, oyes las carcajadas de los que tararean que el fin justifica los medios y se ríen de la Historia, de la política y de cualquier cosa que se les ponga debajo del mazo de magistrado o del bolígrafo de presidente, diputado o alcalde; y si miras por encima de los delitos cometidos en Madrid, Boadilla, Arganda, Majadahonda y Pozuelo, ves un descampado sobre el que llueve agua envenenada y en el que la casa de la democracia tiene demasiadas puertas traseras cuyas llaves, por añadidura, están en las peores manos posibles. ¿Así funciona todo en nuestro país? ¿Todos los discursos son montones de papeles detrás de los cuales se esconde la verdadera batalla política, ésa que no consiste en meter votos sino en sacar billetes? ¿Todos los debates no son más que cortinas de humo?

La duda no siempre ofende, pero siempre hace daño, y este tipo de cosas ponen manchas en el traje que, tal vez, no haya tintorería capaz de borrar. Sobre todo si al encargado de limpiarlas se le echa de la tienda. Madrid y dinero sucio son tres palabras que están demasiado mezcladas desde hace demasiado tiempo. Ahora se trata de saber qué significa Gürtel en español, porque, según lo que ocurra, significará "justicia" o "significará" impunidad.

Benjamín Prado
8/04/2010, El País

1 comentario:

Espérame en Siberia dijo...

En todos lados se cuecen habas, me parece.

Un abrazo, darling.