martes, 25 de mayo de 2010

Oda a la edad


Yo no creo en la edad.

Todos los viejos
llevan
en los ojos
un niño,
y los niños
a veces
nos observan
como ancianos profundos.

Mediremos
la vida
por metros o kilómetros
o meses?
Tanto desde que naces?
Cuanto
debes andar
hasta que
como todos
en vez de caminarla por encima
descansemos, debajo de la tierra?

Al hombre, a la mujer
que consumaron
acciones, bondad, fuerza,
cólera, amor, ternura,
a los que verdaderamente
vivos
florecieron
y en su naturaleza maduraron,
no acerquemos nosotros
la medida
del tiempo
que tal vez
es otra cosa, un manto
mineral, un ave
planetaria, una flor,
otra cosa tal vez,
pero no una medida.

Tiempo, metal
o pájaro, flor
de largo pecíolo,
extiéndete
a lo largo
de los hombres,
florécelos
y lávalos
con
agua
abierta
o con sol escondido.
Te proclamo
camino
y no mortaja,
escala
pura
con peldaños
de aire,
traje sinceramente
renovado
por longitudinales
primaveras.

Ahora,
tiempo, te enrollo,
te deposito en mí
caja silvestre
y me voy a pescar
con tu hilo largo
los peces de la aurora.

Pablo Neruda

3 comentarios:

aluciinaandote dijo...

Morí con el vídeo de la vida es bella,
Hermosa parte, la inocencia del nene es tan fresca y el amor de el hacia ella es tan puro.

Un beso!

tercerasalida dijo...

No lo conocía ese poema...
o lo leí sin detenerme...
Un saludo y una invitación a que veas mi invitación en mi blog
www.tercerasalida.blogspot.com

Adrianófanes dijo...

Quizás, a mayor edad, mayor sabiduría. Y cuando uno va descubriendo los secretos del universo, ya le llega la hora de morir...