
En lo que a mí atañe, ni entonces ni ahora pedí libertad. Con la libertad –y esto lo digo al margen- uno se engaña demasiado entre los hombres, ya que si el sentimiento de libertad es uno de los más sublimes, así de sublimes son también los correspondientes engaños.
No, yo no quería libertad. Quería únicamente una salida: a derecha, a izquierda, adonde fuera. No aspiraba a más. Aunque la salida fuese tan solo un engaño: como mi pretensión era pequeña, el engaño no sería mayor. ¡Avanzar, avanzar! Con tal de no detenerse con los brazos en alto, apretado contra las tablas de un cajón.
Franz Kafka
Informe para una academia
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